El hogar consciente

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Puedes enriquecer tu vida doméstica organizando tu casa o llevando a cabo las tareas del hogar de forma consciente con Mindfulness. Sobre todo, ten en cuenta que el hogar lo conforman sus habitantes y que compartir la atención plena con ellos es una forma maravillosa de abrir el corazón.

Una casa no es sólo un caparazón vacío; si bien no es tan importante como las personas que la ocupan, se trata del entorno donde tomamos nuestras decisiones. Dado que el Mindfulness favorece las elecciones conscientes, imprimir tu sello personal en tu hogar está en total consonancia con el. Igualmente, el Mindfulness potencia nuestra receptividad, así que es probable que deseemos un ambiente agradable: un escenario para nuestra vida con el que nos sintamos satisfechos. También puedes considerar el acto de embellecer tu casa como un gesto de generosidad hacia las otras personas que la habitan.

Al igual que una persona, la casa física es vulnerable a los problemas y tiene sus propias enfermedades, hábitos y estados de ánimo. Si vienes de forma consciente, notarás estas cosas y responderás positivamente a ellas. Cada actividad reparadora en la que te embarques, ya sea planchar, lavar las cortinas o engrasar una bisagra que chirría, te brinda una oportunidad de vivir plenamente en el momento presente, experimentando la sensación táctil de las herramientas y los materiales y sentarte en una actividad que se sale de la rutina diaria. Tu hogar, del mismo modo que un jardín, precisa de cuidados regulares, pero no tanto como para llegar a interferir en tu vida.

La vida doméstica

En un hogar feliz, una relación de pareja o simplemente unos amigos que viven bajo el mismo techo, la sensación de vivir juntos, es una aventura consciente que puede aportar entusiasmo tanto a los descubrimientos que se realicen como a la relación en si misma.

Los niños aumentan el disfrute, entre otras cosas porque aún no se han consolidado sus hábitos. Compartir con ellos el enfoque del Mindfulness y escucharlos de forma consciente amplía tu conexión empática con ellos y sienta las bases para su desarrollo.

Puedes potenciar la vida consciente en tu hogar de múltiples maneras. La más simple es apreciando lo que tienes, en lugar de darlo por sentado. Piensa en lo que supone crear, elaborar y transportar un objeto. ¿Cuántas personas han participado en esta tarea? ¿Quiénes eran y dónde podrán estar? En la misma línea considera tus compras con cuidado: decidir conscientemente no adquirir algo es una alternativa muy satisfactoria a la terapia de ir de compras.

Por otra parte, hacer limpieza constituye un tema ideal para el ejercicio de Mindfulness.

  • Desecha: coge y examina diversos objetos uno a uno prestando atención a tus pensamientos. Presta atención a cómo te sentirías tirando alguna cosa. Observa tus sentimientos sin juzgarlos. Recuérdate a ti mismo que estás viviendo en el presente: el pasado puede ser un estorbo y puede consumir tu energía si le confieres demasiado poder.
  • Ordena: el desorden nos distrae y nos recuerda que tenemos una tarea pendiente. Actúa con resolución y ordena conscientemente, observando tus reacciones a medida que la habitación comienza a estar más ordenada. Date cuenta si sientes satisfacción al despejar los residuos del pasado.

Tareas conscientes

Considera las tareas domésticas como prácticas sencillas de Mindfulness. Prestado una suave atención, al punto de enfoque elegido en cada momento, evitando formular juicios sobre ti y tus sentimientos. Aborda las labores con un espíritu positivo. Si se desliza el resentimiento, obsérvalo con curiosidad, sin dejarte arrastrar por él

  • Barrer las hojas del jardín: se trata de una práctica clásica de la atención plena del budismo zen. Presta atención por orden secuencial al movimiento de las hojas, el ritmo de la actividad, la respiración y el crujir de las hojas. Deja pasar todas las demás sensaciones así como los pensamientos y emociones que aparezcan.
  • Hacer la cama con plena conciencia: presta atención a la sensaciones de tu cuerpo mientras te mueves cada vez que seas consciente de un pensamiento, un sentimiento o un sonido extraño, dirige tu atención suavemente al acto de hacer la cama.
  • Lavar la ropa de forma consciente: disfruta del tacto de los tejidos y el modo en que se mezclan unos con otros. Sé consciente de los movimientos y sonidos mecánicos de la lavadora cuando se ponga en funcionamiento. Mírala y escuchada durante alrededor de un minuto, dejando ir los demás pensamientos, sentimientos o sensaciones.

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